El Papa Francisco autorizó, el 26 de enero de 2018, la publicación de un decreto de la Congregación por la causa de los santos reconociendo el martirio de Verónica Antal, una joven laica rumana, terciaria franciscana, miembro de la Milicia de la Inmaculada.
Ella será beatificada próximamente en Rumania: el lugar y fecha no han sido fijados todavía. En efecto, en caso de martirio, no es necesario otro milagro que la fidelidad a Cristo delante el peligro de muerte.
Verónica Antal nació el 7 de diciembre de 1935 en Nisiporesti (Rumania) y fue asesinada “por odio a la fe”, según la expresión consagrada, el 24 de agosto de 1958 en Hălăuceşti (Rumania), durante el periodo comunista (marzo 1945 – diciembre 1989); Tenia 22 años.
Ella acababa de recibir el sacramento de Confirmación de manos del obispo, Monseñor Petru Plesca, cuando Pavel Macanu comenzó a acosarla en el camino de regreso a su casa. Él le hizo proposiciones indecentes e intentó violarla pero ella se defendió tan bien que el la mató a 42 navajazos. Descubrieron su cuerpo el 26 de agosto, tenía el rosario cerrado en una mano.