La importancia de la Virgen María en el pensamiento del Santo Padre tiene profundas raíces relacionadas con la vida religiosa en América Latina, su continente de origen. Los santuarios marianos son importantes y periódicamente atraen multitudes de fieles. Son verdaderos centros de espiritualidad que han ayudado a mantener la fe en América Latina frente a las dificultades de una sociedad cambiante, pero también enfrentan ataques desde el exterior por parte de aquellos que alimentan intereses proselitistas.
Dentro de esta visión se inscribió el sexto viaje del Papa Francisco en dos países de América Latina, Chile y Perú (del 15 al 21 de enero de 2018), después de Brasil, Cuba, Ecuador y Bolivia, México, Colombia, donde abundaban las referencias marianas.
En Perú, el Papa recordó que orar a la Santísima Virgen también significa pensar en las madres y abuelas, la verdadera "fuerza impulsora" para las familias y para toda la nación. Reiteró que estas madres y abuelas representan un "baluarte" dentro de cada sociedad.
En Chile, el Papa, durante su primera Misa en suelo chileno en el Parque O'Higgins, coronó a "Nuestra Señora del Monte Carmelo", Madre y Reina de Chile.