«La proyección del acontecimiento de La Salette (aparición mariana en los Alpes, Francia, 1846) da fe de que el mensaje de María no reside todo en el sufrimiento expresado por las lágrimas; La Virgen llama a recuperarse: invita a la penitencia, la perseverancia en la oración y sobre todo a la fidelidad de la práctica dominical; pide que su mensaje "pase a todo su pueblo" a través del testimonio de dos niños (Melanie y Maximino, los jóvenes videntes).
Su voz pronto será escuchada. Se realizarán muchas conversiones. María se apareció en medio de una luz que evoca el esplendor de la humanidad transfigurada por la resurrección de Cristo: La Salette representa un mensaje de esperanza porque nuestra esperanza es sostenida por la intercesión de Aquella que es Madre de los hombres. Las rupturas no son irremediables. La noche del pecado da paso a la luz de la misericordia divina. El sufrimiento humano asumido puede contribuir a la purificación y a la salvación. Para quien camina humildemente por los caminos del Señor, el brazo del Hijo de María no pesará para condenar, sino para tomar esa mano que se tiende para hacer entrar en la nueva vida al pecador reconciliado por la gracia de la Cruz. »
San Juan-Pablo II : Mensaje de 1996, Zenit.org 9 septiembre, 2016