Reza tu rosario, dice Dios Padre, y no te preocupes por lo que diga algún descerebrado: que es una devoción obsoleta y que vamos a abandonar.
Esta oración, os lo digo, es un rayo del Evangelio: nadie la cambiará. Lo que me gusta en el rosario, dice Dios, es que es simple y humilde, como fue mi Hijo, como era su Madre.
Reza tu rosario: encontrarás a tu lado toda la compañía congregada en el Evangelio: la pobre viuda que no ha estudiado y el publicano arrepentido que ya no conoce su catecismo, el pecador asustado a quien uno quisiera abrumar, y todos los canallas que su fe ha salvado, y los buenos viejos pastores, como los de Belén, que descubren a mi Hijo y a su Madre...
Reza tu rosario, dice Dios, tu oración debe girar, girar y girar, como las cuentas del rosario entre tus dedos. Entonces, cuando yo lo quiera, os lo aseguro, recibiréis el buen alimento, que fortalece el corazón y tranquiliza al alma
Ven, dice Dios Padre, reza tu rosario y guarda el espíritu en paz
Charles Péguy (1873-1914), Poeta y escritor francés