El 13 de octubre de 1917, tuvo lugar la sexta y última aparición de Nuestra Señora en Fátima (Portugal). A pesar de la lluvia entre 50,000 y 60,000 personas se habían reunido ahí ese 13 de octubre. Lucía pidió a los fieles que cerraran sus paraguas y que rezaran juntos el rosario. En el momento de la aparición la Inmaculada Concepción se presentó a Lucía diciendo:
“Quiero que construyan aquí, una capilla en mi honor. Soy Nuestra Señora del Rosario. Que continúen rezando el rosario todos los días. La guerra va a terminar y los militares regresarán pronto a su casa”.
Súbitamente, la lluvia cesó y la multitud pudo mirar directamente el sol sin quemarse los ojos, ni sentirse incómodos. El astro empezó a vibrar, y después a girar sobre su propio eje a una velocidad vertiginosa, lanzando rayos de luz de todos los colores. Se aproximó tanto a la tierra hasta el punto que la multitud tuvo miedo.
En efecto, el sol pareció desprenderse bruscamente del cielo y avanzar zigzagueando sobre la multitud. En la estupefacción general, la multitud constató que su ropa mojada por la lluvia algunos minutos antes, ahora ¡estaba completamente seca! Esta danza del sol pudo ser observada varios kilómetros alrededor de Fátima.
Equipo de María de Nazaret