La festividad de la presentación de la Virgen María en el Templo, sugiere en primer lugar la santidad de María. La niñita de tres años presentada en el Templo evoca la idea de una vida consagrada, de una vida de intimidad con Dios “Hoy la Toda Pura y Santa entra en el Santo de Santos” (liturgia ortodoxa). Es evidente que la Iglesia hace una alusión especial a la Virginidad Perpetua de María, pero toda vida humana en diferentes medidas, puede ser una vida “presentada al Templo”, una vida santa y pura con Dios.
El segundo tema de esta fiesta es la comparación entre el Templo de piedra y el Templo vivo. María que llevara al Dios-Hombre en su seno, es un templo más sagrado que el santuario de Jerusalén. Convenía que esos dos templos se encontrasen, pero aquí es el templo vivo el que santifica el templo construido. La superioridad del templo vivo sobre el templo de piedra es verdadera de forma especial ya que María fue el instrumento de la Encarnación. De manera más general, esto sucede con todo hombre unido a Dios: “
Abramos pues nuestra alma a María, a fin de que ella viva en nuestro templo personal para unirse constantemente a Dios. “¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? (1 Corintios 3, 16) ¿O no saben que sus cuerpos son templo del espíritu Santo? (1 Corintios 6,19)