“San Bernardo nos enseña que nunca podemos hablar demasiado de María. Aprendí a amar a Nuestra Señora en mi infancia, rezando el Santo Rosario cada noche en familia, o solo cuando no podíamos reunirnos.
Aprendí que el rezo del Rosario nos obtenía siempre las gracias que necesitábamos. Experimenté el sostén constate de Nuestra Señora en los momentos más importantes de mi vida cristiana, religiosa y sacerdotal.
En mis periodos de duda, cuando no estaba seguro de mi vocación, siempre le recé, pidiéndole que me ayudara a encontrar la luz del Espíritu Santo, para que pudiera escoger lo que era lo mejor para la gloria de Dios y el bien de las almas. En varias ocasiones, cuando había decidido abandonar la vida religiosa y sacerdotal, Nuestra Señora intervino y me puso en el buen camino.
Hoy, me siento feliz que la Santísima Virgen María me haya guiado con su mano maternal al Corazón de su divino Hijo. En la escuela de María, encontré a Dios a Quien amo y sirvo con alegría”.
Monseñor Vitório Pavanello S.D.B, Arzobispo Emérito de Campo Grande (Brasil)
Entrevista exclusiva de Thácio Siqueira para Un Minuto con María