Nuestro mundo es "voyerista". Todo debe mostrarse y decirse de forma permanente. El éxito de los reality shows, el reino de la "extimidad 'cuando la persona expone su vida privada y sus estados de ánimo en las redes sociales...
En cambio, José nos ofrece el testimonio del pudor. El pudor hecho de silencio, de reserva natural y de recogimiento. José preserva la privacidad de su hijo adoptivo, Jesús. Él respeta la alteridad de su esposa María en el misterio de su concepción virginal y de su maternidad divina.
Este pudor de José no es la vergüenza que expresa rechazo de sí mismo, o la mojigatería que afecta a una reserva altiva. El pudor de José es la garantía del misterio que florece en él, el misterio de su propia elección. Es la mortificación de los sentidos, el antídoto de la vanidad, la fuente de su castidad, la interiorización de su oración. Hay algo en la Sagrada Familia que nunca será totalmente cognoscible y controlable. Una parte secreta que reclama un retraimiento, en el que anidan la libertad de Dios que llama y la libertad de la respuesta: el Amén de Jesús y el fiat de María.
Monseñor Dominique Rey, obispo de Fréjus-Toulon
Santuario de Bessillon en Cotignac, 16 marzo 2013