La maternidad de la Santísima Virgen se ejerce en el dominio de la transmisión de la gracia. Ella es Madre, Madre de Cristo total, ella es co-redentora; es por consecuencia asociada a la producción de la gracia junto con Cristo.
Ella es Inmaculada, por consiguiente toda Santa, toda bella: Dios no le niega nada. Ella es la reina sentada a su derecha a la que no puede negar nada. Tiene una poderosa y extraordinaria intercesión que le permite hacer brotar de Dios la gracia, como ella quiere, por causa de su santidad, pues ella es la más bella de las criaturas, un prodigio en el cielo.
La Virgen no produce la gracia, la hace brotar del seno de Dios.
Beato Padre Marie-Eugène del Niño Jesús
Notas, 1er marzo 1964
En: Cahier de l’Institut Nuestra Señora de vie, ‘Je veux demander pour vous l’Esprit saint’, (Cuaderno del Instituto de Nuestra Señora de la vida, ‘Quiero pedir por ustedes el Espíritu Santo’ Ediciones del Carmelo, pág. 33