Franco Gedda es el responsable de la escuela de vie del Cenacolo, en Lourdes (Francia). El recuerda la gracia que recibió en la Gruta, en 2001, cuando él mismo era un joven que había sido acogido en el Cenacolo. He aquí el testimonio de Franco:
«Durante veintitrés años estuve consumiendo drogas. Y quería salirme. En el año 2000 tuve la oportunidad de entrar en la comunidad Cenacolo. El 11 de febrero del 2001, llegué a Lourdes. Al cabo de unos meses, estaba en la Gruta. Todavía me sentía triste, en realidad todavía no estaba curado de las drogas. Era el día de la vigilia pascual. Un joven discapacitado se dirigió a mí y me dio un beso. Entendí que la Virgen estaba allí y me acompañó para salir de la influencia de la droga y consolidar mi camino a través de ese encuentro; a través de un joven menos afortunado que yo en la salud, pero que ya conocía la alegría de la fe.
Desde entonces, cada vez que estoy en la gruta doy gracias a María por haberme enviado este ángel de la guarda y veo de nuevo su sonrisa. Creo que Jesús y María saben bien sorprendernos y nos mandan un impulso haciéndonos un guiño de ojo. Necesitaba de ese abrazo para encontrar mi camino. »