El Padre Lothar misionero en Japón cuenta: Era el día trágico del 13 de mayo de 1981. Esa noche, Noriko Akagawa, una joven budista empleada de banco en Asahigawa, tuvo un sueño singular. Vio al Papa Juan Pablo II entrar en su casa y decirle: “¡Ten valor y confianza!”…
Al despertar escucha las noticias en la radio: “El Papa Juan Pablo II ha sido víctima de un atentado en la Plaza San Pedro”. Noriko está desconcertada “¡Si al menos supiera rezar!” piensa. Nadie le ha enseñado. Ella quisiera rezar a la Virgen como lo hacen los cristianos.
Al día siguiente, lee en el periódico local mi declaración: “Este horrible atentado contra el Papa me duele profundamente. Es por eso que invito a todos a una hora de oración mañana en la noche, en la iglesia de la misión.” Noriko decidió inmediatamente: “Iré a esa hora de oración.” Ese primer encuentro fue para ella un nuevo comienzo. Después de un año de preparación, Noriko pidió el bautismo el 17 de julio 1982. Recordando su sueño hizo esta observación: La estrella que me condujo a Jesús es el Papa Juan Pablo II.
Betendes Gottesvolk, N° 132 - Recolección mariana 1986