En el momento en que la lanza del soldado romano atraviesa el corazón de Jesús crucificado, el corazón de María fue también atravesado por la espada de los dolores. El Sagrado Corazón de Jesús, es el reflejo mismo del Corazón de su Madre.
Al día siguiente de la festividad del Sagrado Corazón, recordamos el Corazón Inmaculado de María que nos confirma el lazo profundo entre las dos devociones.
En 1916, durante las tres apariciones del ángel en Fátima, el ángel de la paz hablaba tanto del Corazón de Jesús como del de María. La Madre se encuentra siempre ¡cerca de su Hijo! Durante la segunda aparición de la Virgen en Fátima, el 13 de junio de 1917, Lucia recibió la misión de propagar el culto al Corazón Inmaculado de María, garantizando la salvación del mundo. En esa época la devoción al Corazón de Jesús ya era practicada ampliamente.
Pertenecemos todos a Jesús como hombre; Él es nuestro Creador y Redentor. El que se entrega al Corazón Inmaculado de María, María lo entregará al Corazón de Jesús, ya que ella intercede ante El por nosotros, ella es nuestra mediadora nuestro atajo hacia Jesús.