No tuve necesidad, a decir verdad, de una experiencia personal extraordinaria con María, pero reflexionando, diría que Ella me cuestiona y me estimula, es para mí una persona única en su afectuosa maternidad.
Apoyándome en mi condición de pecador, me pongo en sus manos especialmente para sanar mi sentimiento de “decepción” ante mí mismo, de incoherencia, como hijo que busca la ternura de su Madre benevolente. Al mismo tiempo, gracias a este afecto cuando ella me acoge en sus brazos, siento que su protección me ayuda a seguir a Jesús por medio del perdón, que debo pedir y dar a los otros.
Cualquiera sea la gravedad del pecado, bastante común en nuestras vidas, a pesar del perdón que nos llega del Padre, a través del único camino, Su Hijo, la presencia de la Madre es de un valor extraordinario para conducirme hacia Su Hijo, volver a asumir mi condición de hijo y responder al llamado y a la misión que me han sido confiados.
Monseñor Luiz Gonzaga Fechio
Obispo de la diócesis de Amparo, SP (Brasil)
Entrevista exclusiva para Un Minuto con María.
Entrevista de Thácio Siqueira