El fresco « La Madona de las bombas » le debe su nombre a un hecho muy particular. El 1° de marzo de 1944, durante el bombardeo a los edificios de la plaza del Santo Oficio en Roma, el fresco de la Virgen con el Nino permaneció milagrosamente indemne.
El escritor italiano J.S. Grioni cuenta que esa tarde, hacia las 20 horas: « Un avión dejó caer seis bombas que causaron explosiones muy fuertes sacudiendo todos los edificios de la plaza. Las esquirlas de las bombas alcanzaron el palacio y atravesaron los apartamentos rompiendo casi todos los vidrios, excepto el que protegía a la Madona. Ella, curiosamente, permaneció intacta, a pesar de que las esquirlas dieron contra la pared que rodeaba la efigie. »
El fresco, que data de los siglos XVII -XVIII, es desde entonces venerado como la « Madona de las Gracias » o « Madona de las bombas ». Este se encuentra entre el palacio del Santo Oficio y la entrada del oratorio pontifical de San Pedro, sobre una pared adyacente al pequeño jardín. La obra fue instalada en un nuevo marco de mármol, entre dos grandes ángeles que sostienen en sus manos un escudo tachonado.