Portugal conmemoró el 12 y 13 de mayo 2017 el centenario de las apariciones de la Virgen de Fátima y vivió, además, la canonización de dos de los tres pastorcitos que vieron a la Santa Virgen. Señalando el carácter particular de esta visita, el Primer ministro Antonio Costa había declarado excepcionalmente feriado para los funcionarios, ese viernes 12 de mayo, a fin de que pudieran, en su mayoría, participar en el evento.
Pero el gesto generoso del Primer ministro podía convertirse en un regalado envenenado para todos aquellos que tienen una familia y que deben trabajar a como sea. Fue el caso del periodista João Miguel Tavares, del diario Público quien interpeló al jefe de gobierno en un editorial titulado: « Querido Antonio, ¿usted se ocupará de nuestros niños?»
El periodista explica en su artículo que él no conoce baby-sitter disponible para guardar a sus cuatro niños menores. Pero no se esperaba a que Antonio Costa le tomara la palabra: « El Primer ministro le envió un e-mail muy amable, diciéndole que si eso le significaba un problema; él le cuidaría los niños por la mañana.»
De hecho, sus cuatro niños pasaron la mañana del viernes en casa del Primer ministro, pues por la tarde, después de su baby-sitting, Antonio Costa debía acompañar al Papa.