El Cardenal Ratzinger, futuro Papa Benedicto XVI, aprobó en junio de 1988 las apariciones de Akita como “fiables y dignas de fe”. El embajador de Filipinas en el Vaticano, que en 1998 evocó el mensaje de Akita con Monseñor Ratzinger, comenta: “El Cardenal me confirmó personalmente que los dos mensaje de Fátima y Akita son, esencialmente, los mismos.”
Tanto el mensaje de Akita, como el de Fátima es una advertencia para el mundo entero si éste no se convierte. El tercer mensaje de Nuestra Señora de Akita, el del 13 de octubre de 1973, aniversario de la última visión y del milagro de Fátima es el siguiente:
“Si los hombres no se arrepienten, el Padre infligirá un terrible castigo a toda la humanidad. Será un castigo mayor que el diluvio, tal como nunca se ha visto antes. (…) Los sobrevivientes se encontrarán tan desolados que envidiarán a los muertos. Las únicas armas que les quedarán serán el Rosario y la Señal dejada por mi Hijo. Cada día reza el Rosario. Con el rosario, reza por el Papa, los obispos y los sacerdotes." (…) La Iglesia estará llena de aquellos que aceptan componendas y el demonio presionará a muchos sacerdotes y almas consagradas a dejar el servicio del Señor.”