Antonia Rädler era una joven de Wigratzad (Alemania). En 1918, la epidemia mortal de la "gripe española" que causó millones de víctimas haciendo estragos en todos los países, entró en casa de los Rädler y paralizó a Antonia en cama.
Durante cinco días estuvo entre la vida y la muerte, hasta que el médico declara: "La ciencia médica no puede hacer nada en este caso. Es imposible salvar a esta chica." Sus padres, entonces, se la llevaron de vuelta a casa.
En la noche, ella oró así: "Querida Madre Celestial, cuánto me alegra poder verte pronto. Pero si todavía quieres servirte de mí como tu pequeña sierva en esta tierra, yo me pongo a tu entera disposición. No me casaré y te dedicaré mi vida totalmente a ti y a Jesús. "
La noche siguiente, la Madre Celestial se le apareció de pronto a Antonia, le puso las manos en la cabeza desbordantes de amor y le dijo: "Busca tu refugio en mí. Ven a servirme." Una fuerza maravillosa recorrió todo su cuerpo torturado y la sanó. Por la mañana, Antonia se levantó, pidió su ropa y dijo: "Tengo un hambre de lobo." Y se fue a trabajar como si nunca hubiera estado enferma. Esto ocurrió en 1923.