En la vida de Bernardita, el Rosario le permitía hacer el vínculo entre las diferentes épocas. Justo antes de las apariciones, había pasado seis meses en Bartres, una de sus pocas alegrías de esos seis meses era tener el tiempo y la libertad de rezar el Rosario, mientras cuidaba de algunas ovejas.
Bernardita continuó rezando el Rosario durante toda su vida y sus compañeras de Nevers atestiguan que lo rezaba con fervor. ¿No es esto notable?, ya que había recibido de la Virgen una oración para ella sola. Ella hubiera podido considerar que esta oración, dada directamente por María, devaluaba la oración común, la oración popular del Rosario. No, en eso como en el resto de su comportamiento, Bernardita quiso ser y continuar siendo “como el resto del mundo”. Si ella, la vidente de Lourdes, no descuidó continuar el rezo del Rosario, nosotros seríamos soberbios si lo subestimamos.
A Bernardita siempre le gustó ocupar sus manos, y bordaba maravillosamente. Rezar el Rosario es una actividad manual. La Virgen deslizaba las cuentas entre sus dedos aun y cuando no movía sus labios sino al final de la decena, en el Gloria Patri.
Monseñor Jacques Perrier
21 febrero 2014 (Zenit.org)