Durante la ocupación turca de finales de 1600, la ciudad de Sajópálfala, al norte de Hungría, fue destruida y abandonada.
Poco tiempo después de la llegada de los católicos griegos rutenses en la región, un cuadro de la Virgen con el Niño en una iglesia del pueblo empezó a sudar y a llorar lágrimas de sangre, del 6 de enero al 16 de febrero de 1717.
El obispo del lugar creó una comisión de investigación y envió la imagen a Eger (Hungría) donde fue conservada en una iglesia franciscana hasta la disolución de las órdenes religiosas por los comunistas en 1950. La santa imagen desapareció y no fue venerada por los fieles, los cuales hacían un peregrinaje anual a Eger en la festividad de Nuestra Señora de los Dolores.
En 1969, se encontró la imagen original en llanto en una iglesia de la diócesis de Pecs (Hungría), donde un monje la había escondido cuando se cerró el monasterio de Eger.
El 25 de octubre de 1973, después de 256 años de ausencia, la Virgen en Llanto fue devuelta a la iglesia de la Visitación de Sajópálfala, donde las peregrinaciones se llevan a cabo principalmente el domingo de Pentecostés y el tercer domingo de octubre.
Erika Papp Faber
En Our Mother's Tears: Ten Weeping Madonnas in Historic Hungary, Academy of the Immaculate, New Bedford, MA, USA, 2006