En Maria, contemplamos una maternidad verdadera, somos transportados en una esfera sobrehumana, divina. María concibe a Jesús por obra del Espíritu Santo, ella lo trae al mundo de una forma milagrosa. Estas maravillas no restan importancia a su maternidad, Ella es la verdadera madre del verdadero Hijo de Dios.
Ella es más que una madre ordinaria, pues mientras que los hijos tienen su origen de un padre y una madre, Jesús debe su naturaleza humana únicamente a su madre. Los niños tienen un parecido físico mezclado a su padre y su madre, los rasgos de Jesús son una pura reproducción de los rasgos de María, con un sello de virilidad y de esplendor divinos.
Si Jesús quiso tomar los rasgos de María, quiso también tomar su carácter, el que como Dios, es el carácter y la substancia del Padre. Reposaba la ingratitud de los hombres.
Presentación de Don Louis-Marie Spick
En Chaque jour avec Marie dans la sainte Espérance, (Diariamente con Maria en la Santa Esperanza) 29 diciembre, pagina 94.
Ermita de San Evroult Notre-Dame-du-Bois