“Ella no me habló, pero yo, comprendí todo”: el joven Alphonse Ratisbonne, contará en esos términos la experiencia espiritual que vivió en Roma en la Iglesia Sant’Andrea delle Fratte, el 20 de enero de 1842. Hoy es el aniversario de ese “encuentro” con la Virgen María que transformó su vida.
El, lo cuenta de la siguiente manera: “Tenía yo unos instantes en la iglesia, cuando de golpe sentí un trastorno inexplicable, había levantado los ojos y todo el edificio desapareció de mi vista. Una sola capilla había concentrado en ella toda la luz y en medio de ese resplandor apareció, de pie sobre el altar, grande, brillante, llena de majestad y dulzura, la Virgen María, tal cual está en mi medalla, me hizo un signo de la mano para que me arrodillara, una fuerza irresistible me empujó hacia ella, la Virgen pareció decirme ¡está bien! Ella no me habló, sin embargo yo comprendí”.
El 31 de enero fue bautizado en la iglesia de “Gesu” y el que detestaba la Iglesia, se hizo sacerdote, como su hermano mayor Teodoro. Juntos fundan la congregación de Nuestra Señora de Sion. Sus restos se encuentran no lejos de Jerusalén en Aïn Karim.