En la primera aparición de Nuestra Señora en Fátima, al final del breve intercambio con Lucía, justo antes de regresar al Cielo, la Santísima Virgen termina diciendo: “Recen el rosario todos los días para obtener la paz en el mundo y el final de la guerra”.
Es un punto que actualmente parece un poco olvidado: la paz no volverá en el mundo sino rezamos ¡todo los días el rosario!
Esto no quiere decir que el Rosario por si solo sería suficiente para obtenerla. ¡Ora y labora! Además de nuestras oraciones Dios nos pide también actuar concretamente, aún cuando en ocasiones, en nuestra escala humana, nuestras acciones modestas puedan tener pocas oportunidades de concretarse. A estas acciones bien concretas Dios nos pide asociar nuestra oración.
Sin la oración, todos nuestros esfuerzos por restablecer la paz no tendrán ningún resultado. El adversario es infinitamente más fuerte que nosotros y sin la ayuda del Cielo es una ilusión pensar que venceremos. “Sin mí nada pueden” dijo Nuestro Señor, palabras que podemos comprender así: “Sin el Rosario, nada pueden hacer”.
Equipo de María de Nazaret