Ya sea que vengan de las cercanías o de países lejanos, numerosos son los peregrinos a quienes su estancia en Medjugorje transforma espiritualmente.
Nosotros podemos dar testimonio de que algunos fieles que decían que las oraciones de media hora les parecian muy largas, ahora no ven pasar el tiempo de ¡cuatro horas de oración! Ha sucedido incluso que el sacerdote les pide que regresen a sus casas, pero ellos se quedan a rezar. Hemos sido testigos.
Los fieles nos dicen que ahora no se oyen más palabrotas o groserías en sus pueblos. Los jóvenes y los viejos se dieron cuenta que su vida había completamente cambiado olvidando los pecados de su vida pasada. Nos dieron un testimonio ejemplar de una profunda transformación.
En la Navidad pasada; un aldeano lloraba porque sus hijos no querían ni siquiera venir a la misa de medianoche. Hoy esos mismos hijos están cada domingo y cada noche cerca del altar en profunda oración y sincera devoción.
Nasa Ognjista, XI, 10(78), Duvno,
Diciembre 1981, p.13-14.