En nuestra vida espiritual, quisiéramos dar lo mejor de nosotros mismos pero experimentamos nuestra debilidad…. Es ahí que el Dios Padre nos espera y nos manifiesta Su ternura. El episodio de las Bodas de Caná nos ayuda a comprenderlo.
En Caná, Jesús no obró solo. Dijo “llenen esas vasijas”. Todos pueden traer al menos unas cuantas gotas de agua. Al final Jesús transformó toda esa agua en vino delicioso. Mi agua, es todo lo que es mi propia vida, con sus cualidades y sus defectos. ¡Eso es lo que le interesa al Padre!
María, es mi Madre, Jesús permite que por ella el milagro de la transformación de esas cosas (el agua de nuestra vida) se pueda llevar a cabo. María es la Educadora que Jesús me dio para parecerme a Él. Ella me enseña: “Haz todo lo que él te diga”: Es obedeciéndola, aportando “mi agua” que Jesús me ordena llevar Su capital de gracias adquiridas por los méritos de su Pasión y de su Resurrección, que yo permito que se haga fructífera mi propia salvación y santificación.
Cada gota de agua es transformada en delicioso vino, símbolo de ¡fiesta y de alegría! Así cada uno de nosotros es llamado a ser transformado si se deja educar por María.
Equipo Nuestra Señora de Schoenstatt
Impulsions junio / julio 2017 para los grupos “He aquí tu Madre” de los santuarios de Nuestra Señora de Schoenstatt