El 10 de agosto de 1519 un leñador, Juan de la Baume, subió al monte Verdaille (Var, Francia), y comenzó a orar. De pronto se le aparece la Virgen María con el Niño Jesús, San Bernardo de Claraval, Santa Catalina mártir y el arcángel san Miguel. Nuestra Señora está de pie, con los pies sobre una luna creciente y se dirige a Juan: "Yo soy la Virgen María. Ve a decirles a los clérigos y a las autoridades de Cotignac que construyan una iglesia aquí, bajo el título de Nuestra Señora de las Gracias, y que vengan en procesión a recibir los dones que quiero aquí distribuir. "(...)
Enseguida, se decidió construir una capilla en el lugar. El 14 de septiembre, día de la Exaltación de la Cruz, los trabajadores descubren en el terreno, durante la excavación de los cimientos de la iglesia, gran cantidad de huesos, clavos, cajas de marfil y una bola de cristal, muestra que había ahí mártires enterrados. De hecho, Provenza fue cristianizada en el siglo I y la persecución no cesó en Occidente que el 311.
Un suave perfume salía de las tumbas y varios enfermos presentes fueron curados. Era el principio de las grandes gracias que desde entonces son distribuidas en Cotignac, tal como lo había prometido la Virgen María.
Padre François Guilloud, csj Rector del santuario de Nuestra Señora de las Gracias