Un frio domingo de diciembre de 1975, en el Metropolitan Stadium de Minnesota, el equipo de fútbol de los Vikingos estaba a punto de ganar el partido contra los Cowboys de Dallas. Quedaban únicamente 24 segundos de juego y el mariscal de campo de los Cowboys, Roger Staubach, necesitaba de un milagro para ganar el partido. En la última tentativa, que parecía desesperada, Staubach lanzó el balón al receptor Drew Pearson. Contra toda lógica Pearson atrapó el tiro a 50 yardas de distancia, ganado el juego para los Cowboys, ¡frente a una multitud asombrada!
Staubach declaró a los periodistas después del juego: “Cerré los ojos y recé un “Ave María” (Hail Mary) para que Pearson atrapara el balón y anotara. Desde que Staubach mencionó su oración de último minuto, los equipos de futbol, de todos los niveles invocan con un “Hail Mary” el pase que el mariscal de campo envía a alguien de su equipo que se encuentra en la zona de anotación.
Recientemente, el mariscal de campo Aaron Rodgers se hizo famoso por el índice sorprendente de logros del pase “Hail Mary”
Philip Kosloski