29 noviembre – Bélgica, Beauraing: La Virgen del Corazón de Oro (1932)

Una situación absolutamente única, en tiempos de la Virgen María

El Mesías era especialmente esperado a principios de nuestra era, en tiempos de la Virgen María, tal como lo atestiguan el Evangelio y varios escritos judíos y paganos de la época, porque ciertas profecías hablaban explícita y precisamente del momento de su venida.

El Evangelio es testimonio también de la significación de esta espera tan particular que se había apoderado de todos. « Como el pueblo estaba en la espera » (Lc 3,15) cuando Juan Bautista apareció todos le preguntaron: « ¿Eres tú quien debe venir o debemos esperar a otro? » (Lc 7,19).

Es una situación absolutamente única y ese aspecto característico del cristianismo es, por sí solo, suficiente – según la opinión de varios especialistas – para colocarlo totalmente aparte en la historia religiosa de la humanidad.

La espera de la culminación de los tiempos había llegado a ser tan fuerte y precisa, que en ese periodo particular de la historia, más de cien candidatos a Mesías fueron registrados por los historiadores. Gamaliel se refiere a ellos en su intervención a favor de los Apóstoles ante el Sanedrín. 

L’équipe de la Foi Chrétienne (El equipo de la Fe cristiana)

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