María, primero, es Madre. No se puede concebir ningún otro título de María que no sea “la Madre”. Ella es Madre porque engendra a Jesús y nos ayuda con la fuerza del Espíritu Santo a que Jesús nazca y crezca en nosotros. Es la que continuamente nos está dando vida. Es Madre de la Iglesia. Es maternidad.
No tenemos derecho, y si lo hacemos estamos equivocados, a tener psicología de huérfanos. O sea, el cristiano no tiene derecho “a ser huérfano”. Tiene Madre. Tenemos Madre.
Un anciano predicador con mucha “chispa”, hablando con estos de psicología de huérfanos terminó su sermón diciendo: “¡Bueno y el que no quiera a María como Madre la va a tener como suegra!”. Madre. Es Madre no sólo que nos da la vida sino que nos educa en la fe.
Papa Francisco:
Delante de 7 500 miembros del Movimiento Apostólico de Schoenstatt, que festejaban su centenario en Roma el 25 de octubre del 2014
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