Aunque soy católica, a los 19 años, seguí un movimiento New-age con una amiga del Liceo. Esta “aventura” me llevó a algo que se convirtió en incontrolable y que me hizo seguir a este grupo sectario al fin del mundo. A mi regreso, con una depresión profunda, viví un infierno interior difícil de describir. Tuvieron que hospitalizarme, pues mi depresión duro dos años y medio.
Una persona me llevó a Lourdes. No podía rezar. Fui a las piscinas que se encuentran junto a la Gruta, pero no hubo ningún cambio. Tuve que ser hospitalizada nuevamente. Había conservado una imagen de la Virgen. Para mi gran sorpresa me curé. Era un 25 de marzo. No volví a caer en depresión. Día tras día, el Señor me levantó y me puso en el camino personas que me acompañaron.
He regresado a misa, me confieso frecuentemente. Recibí el sacramento de la confirmación. Retomé mis estudios e hice la escuela de enfermería, me casé con un hombre profundamente creyente, con el que tuve tres hijos hermosos. La Iglesia me guió en cada uno de mis pasos.
Florence (Francia) Diario de Gracias de Lourdes n°7 Septiembre 2016