Cristo se hizo hombre por medio de la Virgen, para que la desobediencia provocada por la serpiente finalice por la misma vía por la que comenzó.
En efecto, Eva, virgen intacta, habiendo concebido la palabra de la serpiente, dio a luz la desobediencia y la muerte; la Virgen María, habiendo concebido la fe y la alegría, respondió: “hágase en mi según tu palabra”.
Así nació de ella Aquél del que hablan tanto las Escrituras. A través de Él, Dios aniquila el imperio de la serpiente y de ésos ángeles u hombres que se han convertido en semejantes, y libera de la muerte a aquellos que se arrepienten de sus faltas y creen en Él.
San Justino, Siglo II