En tiempos de la Virgen María, la espera de los romanos también podría venir del oráculo citado por el gran poeta latino Virgilio (70-19 AC) en la cuarta Égloga de sus "Bucólicas":
"He aquí los últimos tiempos marcados por el oráculo de la Sibila de Cumas: una larga serie de siglos vuelve a comenzar. He aquí que llega la Virgen y el reino de Saturno. He aquí que desciende del cielo una nueva raza. Un niño recién nacido durante el reinado del emperador Augusto eliminará la generación de hierro y elevará por todo el mundo una generación de oro."
La Virgen María de quien nacerá el Hijo de Dios no debía en realidad conocer el oráculo, pero Jesús, que nace bajo el reinado del emperador Augusto, ha transformado efectivamente la opresión de hierro en el amor que el oro simboliza.
Y en varios santuarios del mundo (como Longpont, Nogent sous Coucy, Chartres, para citar solo santuarios de Francia), se veneraba de manera sorprendente, incluso desde antes de Cristo, a la "Virgini Pariturae": "la virgen que debe dar a luz."