Es sorprendente constatar que en la época en que la Virgen María esperaba a Jesús, había también una sola expectativa entre las naciones paganas, Tácito y Suetonio dan fe de la expectativa de un "Dominador del mundo" proveniente de Judea.
Tácito escribe en "Historiae": "La mayoría estaba convencida de que estaba escrito en los libros antiguos de los sacerdotes que en esos días, el Oriente crecería en poder. Y que de Judea vendrían los gobernantes del mundo."
Y también Suetonio decía, en la "Vida de Vespasiano": "que en todo el Oriente cundía en las mentes: una idea constante y muy antigua, según la cual, estaba escrito en el destino del mundo que de Judea vendrían, hacia esas fechas, los gobernantes del mundo."
Ambos historiadores escribieron a finales del siglo I y a principios del segundo, sin poder conocer el triunfo, aún por venir, de Quien un día iba a ser efectivamente el “gobernador” del mundo occidental.