Hoy, según la profecía, ha florecido el cetro de David, el tronco siempre verde de Aarón, quien para nosotros hizo a Cristo, el tronco de la fuerza. Hoy, de Judá y de David ha salido una joven virgen, llevando la marca del reino y del sacerdocio del que según la orden de Melquisedek ha recibido el sacerdocio de Aarón. Hoy, la gracia, purificando el principio místico del divino sacerdote, teje a manera de símbolo, el vestido de la simiente levítica y Dios tiñe la púrpura real de la sangre de David. En una palabra: hoy, la transformación de nuestra naturaleza comienza, el mundo envejece sometido a una transformación totalmente divina, recibe las primicias de la segunda creación.