Un mes después de su oración en común, el 25 de abril, cuál sería su sorpresa, cuando ven aparecer a su hijo sano y salvo! He aquí el relato del hijo: "Después de montar la guardia, yo quise ir a la barraca donde dormíamos dos, cuando una campesina nos preguntó: - Oigan, muchachos, no quisieran regresar a sus casas? - Las ganas no nos faltan, le respondimos, pero no tenemos documentos y sin ellos es imposible cruzar la frontera. -Eso no es problema, nadie se los va a pedir, tomen sus cosas, rápido, el tren sale dentro de poco. Todo ocurrió tal como la campesina nos lo había dicho. ¡Y aquí estoy! El domingo siguiente, los tres fueron a darle gracias a Dios y a su Santa Madre a la capilla de Nuestra Señora. El liberado, arrodillado rezaba con fervor, de pronto, al alzar la vista hacia la estatua de la Virgen, da un grito y cae desmayado. El padre y la madre asustados, lo llevan en brazos fuera. Un amigo médico le vino a poner una inyección y le interrumpió el malestar. Una vez mejor, los padres le preguntan qué le ha ocurrido y él responde: "Viendo la imagen de la Virgen, reconocí el rostro de la campesina que nos aconsejó huir? Fue ella quien nos protegió, con su ayuda pudimos viajar sin ningún documento?