Muchos historiadores e investigadores defienden esta tradición y aducen que hay una serie de monumentos y testimonios que demuestran la existencia de una iglesia dedicada a la Virgen de Zaragoza. El mas antiguo de estos testimonios es el famoso sarcófago de Santa Engracia, que se conserva en Zaragoza desde el siglo IV, cuando la santa sufrió el martirio. El sarcófago representa, en un bajo relieve, el descenso de la Virgen de los cielos para aparecerse al Apóstol Santiago. La devoción del pueblo por la Virgen del Pilar se halla tan arraigada entre los españoles y desde épocas tan remotas, que la Santa Sede permitió el establecimiento del Oficio del Pilar en el que se consigna la aparición de la Virgen del Pilar como "una antigua y piadosa creencia". El Papa Clemente XII señaló la fecha del 12 de octubre para la festividad particular de la Virgen del Pilar, pero ya desde siglos antes, en todas las iglesias de España y entre los pueblos sujetos al rey católico, se celebraba la dicha de haber tenido a la Madre de Dios en su región, cuando todavía vivía en carne mortal. Durante el pontificado de Pío XII, la Virgen del Pilar fue proclamada patrona de la hispanidad uniendo así bajo la misma protección los países de lengua española del antiguo y nuevo continente. Y fue un 12 de octubre, festividad de N. S. del Pilar, en el año 1492 que las tres carabelas de Cristóbal Colón descubrieron el Nuevo Mundo mientras en Zaragoza, al pie de la Virgen, muchos rogaban por el éxito de la expedición.