29 de noviembre - Bélgica. Beauraing. Virgen del Corazón de Oro (1932)

María en el Templo (VIII)

El Rey fue cautivado por tu belleza En el Salmo 44, David por primera vez hace alusión a su Rey e Hijo y dice: "Hijas de reyes hay entre tus preferidas, a tu diestra una reina con el coro de Ofir"(Sal 44, 10). Esta palabra nos muestra la presentación al Templo, la instalación a la derecha del altar en el santo de los santos que era verdaderamente considerado como la derecha de Dios. El la llama "bella, multicolor" (Sal 44,10), (...) su belleza plugo al rey y habitó cerca de ella. "Escucha hija, mira, y pon atento oído" (Sal 44,10). Escucha las primeras proclamas de los profetas de parte del Espíritu Santo sobre ti, y la historia nueva de tus padres, su esterilidad y su decrepitud, sus oraciones y peticiones, y los anuncios de la parte de Dios en torno a tu nacimiento, y por su gracia tu nacimiento inesperado y maravilloso. Y que tu pensamiento no se quede en ese pueblo de judíos y en la casa paterna. "Olvida tu pueblo y la casa de tu padre" (Sal 44,11) y todo lo que pertenece a este mundo, y revístete de un pensamiento nuevo y una esperanza sólida "y el rey se prenderá de tu belleza" (Sal 44,12), y tu serás digna de ser llamada en verdad su madre. Y aún más, él ha embellecido su propia profecía enseñando el envío de dones de la parte de los ricos que se ponen a su servicio; por eso dijo: "y los pueblos más ricos te servirán" (Sal 44,13). Y en tu aspecto exterior vemos el interior profundo y glorioso, por esa razón el Salmo dice: «Toda espléndida la hija del rey va dentro.»(Sal 44,14). No es solamente con sus virtudes que él enseña la riqueza interior, sino con las gracias del Espíritu Santo más profundas que el pensamiento, cuya abundancia y belleza son indecibles.

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