Toda su vida, sin embargo, estará consagrada a Nuestro Señor en el Santísimo Sacramento del Altar y a la devoción mariana, especialmente en el apostolado del Escapulario de Nuestra Señora del Monte Carmelo. Es él quien establecerá en París la Adoración nocturna que luego se propagará en toda Francia y en el extranjero. Entra en la orden del Carmelo, el 6 de octubre de 1849, bajo el nombre de Padre Agustín María del Santísimo Sacramento. Aspira a tener una vida totalmente oculta en el Señor, pero sus Superiores le hacen recorrer Europa, predicando. Funda, entonces, en numerosos países, varios monasterios del Carmen y conduce a Dios a una gran cantidad de Judíos, protestantes e incrédulos. En 1868, por fin puede retirarse a la "soledad." Víctima de una grave enfermedad de los ojos, se marcha a Lourdes en peregrinación y será el primer hijo de Israel a ser curado milagrosamente por la Santa Virgen. Enviado como capellán de los prisioneros a Berlín, en1871, contrae la viruela y muere ahí víctima de su dedicación y de su inmensa caridad. Fue enterrado en Berlín, en la catedral de Santa Eduviges. Después de la guerra de 1940, su tumba fue adosada al "muro de la vergüenza" símbolo particularmente conmovedor. Muchísimas son hoy las almas que se sienten atraídas por ese gran místico del Carmelo. Ahora, cuando la devoción a la Eucaristía y a María cae en la oscuridad, el Padre Herman nos evoca su actualidad, tan real! El trajo especialmente a luz el papel de la Santa Virgen en la Eucaristía. El Padre Herman, haciéndonos comprender mejor el lazo entre Ella y la Eucaristía nos lleva también a comprender que abandonar a María es abandonar y perder el sentido de Cristo.