En el siglo XVII en Inglaterra, los católicos sufrían una sangrienta persecución. El Padre John Ogilvie fue juzgado en Glasgow el 15 de octubre de 1614 por haber afirmado que en el dominio espiritual el Papa está por encima del Rey. Condenado a muerte por esto, pasa su cautiverio sin perder nada de su alegría y de su sentido del humor. Tras haber sido torturado fue conducido al patíbulo el 10 de marzo de 1615, donde renueva su fidelidad al Rey en el dominio temporal y declara que moría por su fidelidad al Papa. Luego, de repente, toma su rosario y lo lanza entre la multitud. El rosario le cae en el pecho a un calvinista húngaro que estaba de paso en Glasgow: se trataba del notable Juan von Echesdoff que se convierte en seguida al catolicismo. El rosario había sido el golpe de gracia. John Ogilvie fue canonizado por Pablo VI en 1976.