Kofaza es una pequeña ciudad de Hungría que goza de un cierto renombre, en primer lugar por su santuario mariano y luego por sus campos fértiles, sus viñedos soleados, sus ricas praderas y su bosque, verdadero bastión del santuario. Muchos son los peregrinos que visitan este santuario de la Virgen sin preguntarse su origen que merece ser conocido mejor. En el siglo XVII, Kofaza era, gracias a este extenso bosque, un lugar de caza del Conde Tomás Nadasdy. La carretera que conducía al Lago Fertoe, pasaba por Kofaza, cerca de una capillita perdida en el medio del bosque, donde se veneraba un hermoso cuadro de la Virgen. El Conde Nadasdy tenía una hija enferma, desahuciada por los médicos más reconocidos de la época. La pequeña enferma, llamada Eleonora, era la cruz de la familia especialmente del Conde. Eleonora tenía la costumbre de pasearse sola o acompañada por el bosque. Un día, llega hasta la capilla. Entra, y al ver el cuadro de la Virgen con el Niño en sus brazos un amor ardiente se apodera de su corazón. Cuanto más mira a la imagen, más su corazón se enardece y la oración brota de sus labios. « ¡Virgen Santa, cúrame, para que sea feliz, cúrame y te perteneceré para siempre. A tus pies, deposito mi virginidad hasta el final de mis días! » Segura de haber sido escuchada, Eleonora se marchó llena de alegría. Desde ese día llegará con frecuencia a visitar a la Santa Virgen a su capilla en el bosque.