Santa María Magdalena de Pazzi hace votos de carmelita en el convento de Santa María de los Ángeles en Florencia. En esta época comienza una primera serie de experiencias místicas de una rara intensidad: los "cuarenta días" hasta el 5de julio de 1584. Éxtasis de dos a tres horas cada uno durante los cuales conserva la palabra, locuciones, estigmas, visiones diversas, participación moral y física de la Pasión de Cristo, revelaciones centradas en el Cristo doloroso, etc. Sus visiones (imaginarias) de la Virgen son variadas y ricas en el plano teológico y simbólico: «Me parece ver a la Santa Virgen en el Paraíso a la derecha de Jesús, parecía decirme sonriendo: "Tú no te das cuenta del don que has recibido el día en que tomaste los hábitos." Ese don era la pureza de la Virgen que Jesús me había dado. Yo veía a la Virgen tan bella que no puedo expresarlo, (....) Yo veía que del seno de la Virgen brotaban dos fuentes, una de leche otra de sangre. La de leche se derramaba sobre las almas bienaventuradas del Paraíso (...). Las de sangre se extendían sobre todas las criaturas (...). Vi también que la Virgen decía: "Palabras bienaventuradas salen de mi corazón, cuando digo poemas al Rey. (Salmos 45, 2); la palabra salida de ella es Jesús, que ella misma trajo al mundo para nosotros. Y la Virgen decía esta al Padre eterno, yo vi que era una fuente inmensa de la que brotaban numerosos surtidores de agua, derramando el agua por todas partes y enviando ríos de gracias".