11 enero - Francia. N. S. de Bessières

La Virgen Maria y su más alta categoría

La Virgen María misma, ante el anuncio del Arcángel san Gabriel de que ella, por voluntad divina, sería la madre de Dios, reconoció su realidad de criatura, se anonadó y confesó con humilde fe y amor: "He aquí la esclava del Señor". (Lc 1, 38). María de Nazaret, sin tener ni una mancha de pecado, siendo inmaculada y purísima, declaró su convicción profunda de que ella ante Dios era una simple criatura. Y por su sublime humildad fue exaltada por Dios a la categoría singular de madre de Dios Hijo. No podemos negar la altísima categoría que Dios le concedió.

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