El misterio del Mesías que renovará la Alianza y traerá el perdón y la salvación a Israel y a las naciones estaba en el corazón de la espera de Israel y de la Virgen, mientras el tiempo de su venida se aproximaba. ¿Pero cómo se establecería esta nueva Alianza? ¿Con qué sangre se lavarían los pecados? Las imágenes del Cordero pascual y del chivo expiatorio estaban presentes en la mente de la Virgen como en la de todos los judíos; ¿pero quién veía que las palabras del profeta Isaías los acercaban a la figura del Siervo de Dios? « Fue oprimido y humillado y no abrió la boca. Como un cordero fue llevado al degüello, y como oveja que ante los que la trasquilan está muda, tampoco abrió la boca. Tras arresto y juicio fue arrebatado y entre sus contemporáneos ¿quién se preocupa? Fue arrancado de la tierra de los vivos, por las rebeldías de su pueblo ha sido herido y se puso su sepultura entre los malvados y con los ricos su tumba, por más que no hizo atropello, ni hubo engaño en su boca. Mas, plugo a Yaveh quebrantarle con dolencias. Si se da a sí mismo en expiación, verá descendencia, alargará sus días, y lo que plazca a Yaveh se cumplirá por su mano. Por las fatigas de su alma; verá la luz, se saciará. » (Is 53,7-11).