«Por tu descendencia se bendecirán todas las naciones de la tierra» (Gn 22,18) La Virgen María en el corazón de la espera de Israel, meditaba también en la profecía antigua recibida por Balaam: « Lo veo, aunque no para ahora, lo diviso pero no de cerca; de Jacob avanza una estrella» (Nm 24,17). Ella escrutaba «las promesas hechas a sus padres» (Lc 1,55), «a favor de Abraham» - «Por tu descendencia se bendecirán todas las naciones de la tierra» (Gn 22,18) - « A ti, Judá, te alabarán tus hermanos; tu mano en la cerviz de tus enemigos; inclínense ante ti los hijos de tu padre» (Gn 49, 8)- y la promesa hecha a Moisés: «Yahvé, tu Dios, suscitará, de en medio de ti, entre tus hermanos, un profeta como yo, a quien escucharéis» (Dt 18, 15).