Mi más bella invención, dijo Dios, es mi Madre. Me hacía falta una mamá y yo la he hecho, la he hecho mi Madre antes de que ella me hiciera a mí. Ahora, yo soy verdaderamente un hombre como todos los hombres, no tengo nada que envidiarles, pues tengo una mamá, una mamá verdadera, esa que me faltaba. Mi madre se llama María, dijo Dios, Su alma es absolutamente pura y llena de gracias, Su cuerpo es virgen y está habitado de una luz que estando en la tierra nunca me cansé de mirarla, de escucharla, de admirarla. Ella es bella, mi Madre, tanto, que estando lejos de los esplendores del Cielo, a su lado nunca me sentí desarraigado. Y no obstante, yo sé lo que es, dijo Dios, ser transportado por los ángeles, no se compara con los brazos de mi Madre. Creédmelo.