26 de abril - Italia. Roma, N.S. del Perpetuo Socorro dada a la Iglesia de los Redentoristas (1886)

Dame para Jesús, un corazón blanco como un lirio (II)

A la gente le sorprende oírme decir que vivo para morir, que la muerte es el sentido de mi vida. La muerte, es la gracia de las gracias, y la coronación de nuestra vida de cristianos. Ella no es un fin, como desdichadamente, todavía muchos piensan, sino el comienzo de un nuevo nacimiento. "Para mí, Jesús es mi vida". Morir será, pues, una ventaja, porque la muerte será rasgar el velo de sombra detrás del que se esconde tan adorable maravilla. "Todo termina", sólo Dios y el alma son inmortales.

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