Un hecho real y maravilloso, confirmado por miles de personas y que todos pueden todavía hoy en día constatar es la aparición de la Santa Virgen ocurrida el 19 de septiembre de 1846. Nuestra Madre se mostró como una hermosa Señora a dos niños (...) sobre una montaña de los Alpes (...) para bien de Francia y del mundo entero, y para advertirnos que la ira de su Divino Hijo crece contra los hombres, especialmente por tres pecados: la blasfemia, la profanación del domingo y de los días de fiestas y la trasgresión de las leyes de la abstinencia. Varios hechos prodigiosos vinieron a confirmar esta aparición. Hechos tomados de documentos públicos, comprobados por personas cuya sinceridad excluye toda posibilidad de duda. Hechos preciosos para consolidar a los creyentes en su fidelidad a la religión y para refutar a quienes por ignorancia quieren ponerle un límite al poder y a la misericordia de Dios, diciendo que se terminó el tiempo de los milagros.