El niño enclenque y poco amado, de quien nadie se enorgullece; cuando por ventura alguien le dirige una mirada dulce, se ruboriza y sonríe altivo por no llorar. Así en este mundo los huérfanos y los desheredados, los que no tienen nada, ni conocimientos, ni ánimo, desprovistos de todo, prescinden también de amigos. Los pobres se abren poco, pero no es imposible tocarles el corazón. Basta darles atención y tratarlos con un poco de dignidad. Oh pobre, recibe esta mirada, toma mi mano, pero no te confíes. pronto yo estaré con los míos y no pensaré más en ti. El pobre no tiene amigos, si no uno más pobre que él. Por eso, ven, mi hermana agobiada, mira a María. Pobre mujer, cuyo marido bebe y los hijos son débiles, cuando no se tiene dinero antes bien se desea la muerte. Sí, cuando todo falta y se es desdichado, ven a la iglesia, guarda silencio, mira a la Madre de Dios. Cualquiera sea la injusticia o la miseria cuando los hijos sufren es aun más duro siendo madre. Entonces, mírala a Ella, sin lamentos, sin esperanza, como un pobre frente a otro, los dos mirándose en silencio.