El jueves 29 de mayo de 1930, en la capilla del Convento de Tuy, la Hermana Lucía de Fátima, hacía la hora santa de las 11 a la medianoche, tal como lo había pedido el Sagrado Corazón de Jesús en Paray-le-Monial a santa Margarita María, cuando una presencia divina le reveló que la gente profería cinco tipo de ofensas y blasfemias contra el Corazón Inmaculado de María: Las blasfemias contra la Inmaculada Concepción de María, las blasfemias contra su Virginidad, las blasfemias contra su Divina Maternidad y el rechazo de aceptarla como Madre de todos los hombres, las blasfemias de quienes tratan públicamente de implantar en los niños indiferencia, desprecio y aun odio por nuestra Madre Inmaculada, las blasfemias de aquellos que la insultan directamente en sus imágenes sagradas. Por eso, en 1925, Nuestro Señor Jesucristo y su Madre nos piden la devoción reparadora de los cinco primeros sábados del mes. "Ellos quieren ofrecer por medio de esta devoción la gracia del perdón a las almas que han tenido la desgracia de ofender al Corazón Inmaculado de María", explica la hermana Lucía. «La Santa Virgen le promete a las almas que busquen hacer reparación de esta manera, asistirlas a la hora de la muerte, con las gracias necesarias para su salvación.» «La devoción consiste en: recibir la Sagrada Comunión; recitar cinco decenas del Rosario; y hacerme compañía por quince minutos mientras meditan los misterios del Rosario, y confesarse por la misma intención durante los primeros sábados de cinco meses consecutivos. La confesión puede hacerse otro día.»