¿Quién eres Tú, Soberana? ¿Quién eres Tú, Inmaculada? No logro profundizar lo que significa ser criatura de Dios. Inmaculada... vengo a Ti con una humilde oración: Déjame alabarte, Virgen santísima... Cómo comprender y expresar lo que para Ti y en Ti Dios ha previsto. Inmaculada, Reina del cielo y de la tierra, sé que no soy digno de acercarme a Ti, de caer de rodillas e inclinarme ante Ti, pero como Te amo tanto, me permito pedirte, a Ti que eres tan buena, que me digas quién eres, pues deseo conocerte cada vez más y amarte cada día con mayor fervor. Déjame alabarte, Virgen santísima... Permíteme glorificarte con mi sacrificio. Acuérdame vivir, trabajar, sufrir, consumirme y morir por Ti!