Domingo Savio hizo su primera comunión a los 7 años en 1849, y entonces tomó las siguientes resoluciones:1) Me confesaré a menudo y comulgaré cuantas veces mi confesor me lo permita.2) Honraré los días de fiesta.3) Mis amigos serán Jesús y María. 4) Antes morir que pecar. Cuando Don Bosco pasa por la región en octubre del año 1854, le hablan de Domingo y se queda "estupefacto al descubrir cómo la gracia divina actuaba en un chico tan joven.» El 8 de diciembre del mismo año, cuando el Papa Pío IX proclama el dogma de la Inmaculada Concepción, Domingo se consagra a la Santa Virgen y renueva las promesas hechas el día de su primera comunión: «María yo te entrego mi corazón, haz que yo sea tuyo para siempre. Jesús y María sed siempre mis amigos; dejadme morir antes que tener la desdicha de cometer un solo pecado.» Su vida, a partir de ese día, será totalmente transformada, Don Bosco toma nota de todos sus gestos a fin de no olvidarlos. Domingo cae enfermo en 1857 y sufre 10 hemorragias en 4 días, con una fortaleza muy superior a la de un niño de su edad. El 09 de marzo, agoniza: « El párroco quería decirme algo más y no lo recuerdo... Qué maravilloso es lo que estoy viendo.» Tras estas palabras, siempre sonriente y el rostro lleno de luz, y con las manos en cruz puestas sobre el pecho, sin hacer el menor movimiento, expira. Su vida fue escrita por Don Bosco.